Sólo hay negro, negro y silencio. Arriba, sobre mi cabeza,
bajo mis pies, a la izquierda, a la derecha, me giro yo todo es negro…y
silencio. Levanto los ojos y miro a la tenue luz que se filtra por la ventana,
y sólo sirve para alumbrar la negrura de mi alma. Negro, todo negro. Es curioso
como en la noche se termina amando la tormenta, pues sus rayos y truenos son la
única luz y la única música…negro, todo negro…y silencio.